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El Yihad.

El Yihad.

 

  La palabra “Yihad”se refiere a un concepto cuya interpretación ha sido muy discutida a lo largo de la historia, ya que mientras que para algunos estudiosos del Corán este nombre se refiere al concepto “esfuerzo”, para otros el significado es el de “guerra”.

  La discusión acerca de esta cuestión encuentra su raíz en la propia estructura del libro sagrado de los musulmanes, caracterizado por carecer tanto de vocales como de signos diacríticos; provocando de este modo que el significante cuyo significado estamos analizando presente el siguiente aspecto: YHD.

  Además, es importante tener en cuenta la propia organización del Corán. Se trata de un libro compuesto por 140 suras o capítulos, dispuestos siguiendo unos criterios no de carácter temático o tan siquiera cronológico, sino de extensión: las suras más largas se ubican al principio y las más cortas al final. En consecuencia, los distintos versos que nombran la palabra yihad no forman un mismo bloque, sino que se encuentran distribuidos a lo largo de todo el libro de manera aislado, lo cual puede producir ambigüedades en su estudio.

  Finalmente, ha de tenerse en cuenta la dicotomía existente en el seno del mismo concepto de “Yihad”. Esto es, el Muyadid (el sujeto que asume el concepto de yihad, pudiendo traducirse como “el guerrero” o “el que se esfuerza”) distingue entre “el Yihad”, o “Yihad Mayor”; y “la Yihad” o “Yihad Menor”. Mientras que el primer concepto se refiere a una acción proyectada sobre el propio individuo, el segundo se refiere a la acción desarrollada sobre otra persona. Sobre este aspecto es importante tener en cuenta la frase pronunciada por Mahoma al retornar de una lucha contra los denominados por él infieles: “hemos vuelto de la yihad menor para librar la yihad mayor”.

  Aunque a algunas personas pueda parecerles que este tema es irrelevante o anecdótico, se trata de una cuestión de vital importancia, pues ha de tenerse en cuenta la confluencia entre dos importantes vectores. Por un lado, el profeta Mahoma transmitió a la comunidad religiosa que acababa de crear, la obligación de difundir el Islam y, por otro, el libro sagrado islámico afirma la siguiente sentencia: “No hemos descuidado nada en la escritura”. Por lo tanto, es importante conocer qué es aquello ordenado por el falso profeta: matar al infiel o “esforzarse” por su conversión.

  Quienes han defendido la segunda interpretación, argumentan su postura diciendo que Mahoma permitió a las “gentes del libro” (judíos y cristianos) mantener sus respectivas religiones en aquellos lugares sometidos, como en el caso de los mozárabes españoles. Sin embargo, esto es atribuido por muchos historiadores a la necesidad de financiar el imperialismo árabe, ya que quienes no se convertían al Islam debían aportar diversos impuestos a las autoridades moras.

  Otro importante argumento en contra del supuesto pacifismo del Islam se encuentra en la propia esencia del método empleado, desde sus inicios, para extenderse: la guerra.

  Ya en el año 624 Mahoma condujo personalmente a un grupo de bandidos al asalto de una caravana que se dirigía hacia La Meca y, en ese mismo año, concretamente el día 15 de Marzo, derrotó a los judíos de Medina en la batalla de Badr, conquistando de esta manera la citada ciudad y formando en su seno un estado teocrático. Desde este lugar se iniciarían una serie de campañas que ampliarían los dominios musulmanes de manera considerable, llegando hasta Francia en el año 732.

  También es importante tener en cuenta que la primera “Fitna” o división entre los moros, en este caso suníes y chiítas, se produjo a raíz de la victoria de los primeros sobre los segundos en la batalla de Siffin en el 661. Además, la facción vencedora fue aquella que consideraba que el sucesor del falso profeta había de ser no un familiar de Mahoma, sino un califa eficiente, es decir, un jefe político. Esto es importante para comprender el carácter violento de la predicación islámica, pues, según su cosmovisión, no es un clero misionero el encargado de extender la religión islámica, sino que es la autoridad política la que, por medio del sometimiento (palabra que por cierto es el significado de “Islam”) asume la misión de llevar a cabo esta acción.

  Es decir, la larga trayectoria del Islam se encuentra plagada de ejemplos que demuestran que la acción guerrera ha constituido históricamente el medio que esta religión ha empleado para “predicar” su doctrina. Por lo tanto, esto demuestra que la interpretación de Yihad como “guerra” ha tenido más peso entre los seguidores de esta secta religiosa que la interpretación de este concepto como simple “esfuerzo”.

  Sin embargo, el concepto islámico de “guerra” ha sufrido una importante transformación en el último siglo, ya que ciertos sectores del Islam han dejado de considerar a la actividad bélica “Fard quifayah”. Este concepto se refiere a aquellos deberes que los musulmanes poseen de forma colectiva, como ha sido siempre considerada la guerra por parte de la Sunna o tradición; y se opone al de “Fard ayn” o deber individual (por ejemplo, la oración diaria o la peregrinación a La Meca).

  Esto es, el importante cambio al que nos acabamos de referir se encuentra en el cambio de paradigma que ha llevado a muchos musulmanes a considerar a la guerra como un deber individual, lo cual se ha traducido en el surgimiento de una mentalidad terrorista en el seno de los yihadíes.

  Por lo tanto, sus acciones son llevadas a cabo de manera autónoma y no colectiva, de modo que, al no existir ejércitos de millares de soldados moros, es muy difícil la lucha contra estos personajes.

  Pero además de todo lo mencionado anteriormente, la nueva cosmovisión de la Yihad cuenta en su base un importante razonamiento intelectual y teológico que lo justifica, al cual nos referiremos a continuación.

  Podemos considerar que el padre intelectual del terrorismo islámico fue el egipcio Sayid Qutb, un personaje nacido en 1906 y que gozó de una sólida formación académica en Estados Unidos, desarrollando una extensa obra literaria que incluye una interpretación del Corán de 30 volúmenes y el famoso libro “Signos del camino”.

  En estas creaciones literarias plasma una doctrina que mantiene las clásicas interpretaciones de los conceptos de “Sharia” como “Ley” y de “Yihad” como “Guerra”; pero introduce una nueva concepción del término“Jahiliyah”. Esta palabra se refería tradicionalmente al término de “ignorancia”, en el que supuestamente se encontraban los hombres antes de la revelación de Mahoma, pero Qutb amplió el significado de “Jahiliyah” haciendo referencia con él al concepto de “apóstata”que aplicó a los Estados musulmanes

  El argumento que aportó este ideólogo musulmán para condenar a los gobiernos musulmanes fue el de que, según él, se encontraban en una situación antirreligiosa, ya que consideraba que la Sharia, por el hecho de haber sido revelada por Alá, debía de ser la única ley válida, considerando de este modo a cualquier legislación humana como anti-coránica. Es decir, Qutb aseguraba que los hombres no pueden legislar porque Dios es el único con derecho a hacerlo.

  En consecuencia, este personaje proponía un salacismo, esto es, una vuelta a los orígenes “puros” del Islam, que liberara al hombre de la opresión apóstata. Para ello, consideraba imprescindible la destrucción del Estado islámico (razón por la cual se le ha tachado de anarquista), por lo cual fue ejecutado por el gobierno de Nasser en 1966.

  Esta doctrina terrorista fue desarrollada por otro importante “intelectual” yihadista: Salam Faraj. Su teoría, plasmada en el libro “El deber olvidado”, distingue entre dos tipos de enemigos, los “cercanos” y los “lejanos”. Los segundos somos los cristianos y también los judíos y ateos, mientras que los primeros son los musulmanes apóstatas. Puesto que el castigo por renegar de la Fe musulmana es la pena de muerte, Faraj asegura que es necesario destruir al Sistema político. Además, puesto que, tal y como hemos indicado antes, la Guerra es considerada por estas personas como un deber individual, la decisión de ser muyadid es personal. En consecuencia, Salam dice que una persona jóven puede hacerse terrorista sin necesidad de comunicárselo a sus padres y conocidos, lo cual es una referencia ampliamente empleada por los terroristas yihadies.

  Otro importante ideólogo del terrorismo islámico es Ayman Al Zawahiri, un personaje considerado como el mayor intelectual del grupo terrorista Al-Qaeda. En su libro “Caballeros bajo el Estandarte del Profeta” asegura que los terroristas han entendido mal el concepto de Yihad, pues su proyección se realiza sobre naciones no islámicas como Israel, Rusia y Estados Unidos. Según él, debe conquistarse primero el poder en las naciones apóstatas islámicas, para formar un Estado islámico desde el cual iniciar la postrera conquista del mundo.

  Como conclusión de este breve comentario podemos asegurar que el terrorismo islámico es una nueva modalidad de guerra que cuenta con una justificación práctica y también teórica. Es decir, se trata de una acción bélica eficiente, pues es muy difícil la lucha contra ella y parece causar mucho daño a Occidente. Pero también es una realidad que, tal y como hemos desarrollado anteriormente, proviene de una larga tradición de violencia y lucha que encuentra sus inicios en el nacimiento de la secta islámica, esto es, su justificación se ubica en la propia esencia del Islam.

  Por ello, aunque parezca imposible, el terrorismo islámico goza de una importante simpatía por parte de los musulmanes: solamente en España es apoyada por el 16% de los moros (recordemos con respecto a esto las recientes declaraciones del ex ministro jordano Ali Al-Faqir llamando a la conquista de Ál-Andalus), aunque este porcentaje es bajo comparado con el de Nigeria, donde es de un 44%.

  Esto puede hacernos comprender la razón por la que el asesino Bin Ladem es considerado por muchos jóvenes musulmanes como un “Che a la mora”. Se debe a que, al igual que el citado comunista, se trata de un genocida que lucha contra el Sistema capitalista, pero dándole a esto una dimensión religiosa, lo cual provoca que se le considere un líder religioso y que quienes le siguen sean admirados como mártires.

Evolución histórica del plano de Madrid.

Evolución histórica del plano de Madrid.

 

  Los inicios de la existencia de Madrid se remontan al siglo IX, cuando el Emir Cordobés Muhammad I (850-866) ordenó la construcción de un baluarte defensivo en la orilla izquierda del río Manzanares con el objetivo de gozar de un bastión fronterizo que defendiera la importante ciudad de Toledo, y que garantizara un punto de partida efectivo para las incursiones dirigidas hacia tierras cristianas. El Acázar, ubicado sobre el barranco de la actual calle Segovia, se encontraba al norte de los barrios mozárabe y judío, que pasarían a ser morería y judería después de la reconquista cristiana.

  Debido a la presencia del río Manzanares, la urbanización se extendió hacia el este. La morfología urbana se caracterizaba por una disposición irregular de las calles; aunque estas se ubicaban en torno a diversos ejes que partían radialmente desde el centro de la ciudad hasta las diversas puertas de acceso a la misma: al norte, la Puerta de Valnadú; al noroeste, la de Guadalajara; en el suroeste, la Puerta Cerrada; en el sur la Puerta de los Moros.

  Por su parte, el arrabal se ubicaba en la actual Plaza Mayor con el aspecto típico que presentan los mercados del mundo árabe: dotada de un cierre rectangular que techaba las calles.

  Después de que, con el objetivo de consolidad el avance hacia Toledo, Alfonso VI conquistara la ciudad en 1085; se producen importantes cambios en la morfología de la misma. En primer lugar, los musulmanes fueron relegados a la morería; mientras que los repobladores cristianos y los antiguos mozárabes organizaron sus viviendas en torno a collaciones o distritos urbanos parroquiales.

  Además, debido a las incursiones musulmanas (de las cuales un ejemplo es el sitio almorávide de 1117) las autoridades decidieron dotar a la ciudad de una segunda muralla que protegiera los arrabales de extramuros.

  Sin embargo, después de la batalla de las Navas de Tolosa (1212); el antiguo peligro al que estaba sometida la ciudad de Madrid desapareció. A esta nueva situación pacífica se unieron hechos como la adquisición de un Fuero en 1202, su elección como lugar para reunir las cortes castellanas y la atracción de la realeza debido a la abundancia de caza en lugares como el periférico Monte del Pardo.

  Debido a todo esto se produjo un importante desarrollo en nuestra ciudad, que pasó a tener, en el siglo XV, una superficie de 72 hectáreas y unos 120000 habitantes; frente a las 33 hectáreas del siglo XII. También se construyeron nuevos arrabales en las zonas de extramuros; y proliferaron los conventos, hospitales y palacios.

  Desde el inicio de la Edad Moderna en el siglo XV, se produjo un importante cambio en el concepto urbanístico; el cual, basado en los ideales renacentistas, encontraba su ideal de perfección en la simetría y el orden.

  Para facilitar el tránsito, se construyeron plazas regulares y abiertas, y también calles rectas y amplias. Además, en 1561 Felipe II ordenó a Francisco de Salamanca construir una Plaza Mayor en la ciudad que había transformado ya en la capital de España. Esta construcción, realizada sobre la antigua plaza medieval que un incendió había destruido, constaba de una planta rectangular y estaba rodeada por soportales sobre los que se deponían tres pisos con balcones.

  El traslado de la Corte real a Madrid significó la construcción de numerosos palacios nobiliarios ubicados en zonas cercanas al Alcázar real.

  Más tarde, el primer rey de la dinastía de los Borbones, Felipe V, inició la construcción del actual Palacio Real para sustituir al Alcázar de los Austrias, que había sido destruido por un incendio. La construcción fue realizada entre 1738 y 1764 por Juvara y Sachetti, siguiendo el modelo neoclásico e imitando al palacio de Versalles, símbolo de la monarquía absoluta que la nueva dinastía trajo a España.

  También es obra de esta dinastía la creación de importantes construcciones realizadas con el objetivo de mejorar la estructura de la urbe, tales como el Paseo del Prado, el Retiro

  Más tarde, a finales del siglo XVIII y en el XIX se produjeron importantes cambios en el plano urbano de Madrid. Las raíces de esto se encuentran en el nuevo concepto de ciudad que impondrá la desde entonces poderosa burguesía y en el importantísimo crecimiento experimentado por Madrid como consecuencia, por un lado, de la inmigración rural y, por otro, de las mejoras técnicas, económicas y sociales.

  Entre las reformas de esta época, cabe destacar la remodelación del casco histórico, que en la Guerra de Independencia (1808-1814) había sufrido importantes destrozos. Fue a raíz de la desamortización eclesiástica decretada por Mendizábal en 1836 cuando se produjo el derribo de numerosas iglesias y conventos con el objetivo de abrir plazas y calles anchas. Además, debido a las nuevas necesidades residenciales de la burguesía, se procedió a la alineación y ensanchamiento de las calles, reformándose lugares como la Plaza de Oriente (1844-1850) y la Puerta del Sol (1856); y también a la construcción de la Gran Vía con el objetivo de cruzar el casco antiguo.

  La segunda aportación a la morfología de Madrid datada en esta época se encuentra en la construcción del Ensanche, es decir, la ampliación de la ciudad para construir barrios obreros, zonas industriales, estaciones de ferrocarril y demás elementos propios de la Revolución Industrial; además de viviendas burguesas. Fue proyectado por Carlos María de Castro en 1860 y localizado en el norte, en el distrito de Salamanca. Se caracteriza por un aspecto racionalizado, con calles de trazado ortogonal y bien distribuidas.

  El desarrollo de los transportes permitió a Arturo Soria la construcción de la Ciudad Lineal, caracterizada por disponer de una amplia calle central flanqueada por viviendas unifamiliares dotadas de huerto y jardín. De este modo, este arquitecto materializó el concepto de “ciudad verde” propio de época, que consideraba importante la presencia de la naturaleza en un entorno deshumanizado por la Revolución Industrial.

  Finalmente, en la segunda mitad del siglo XX se produjeron importantes cambios en la morfología de Madrid. La aglomeración urbana provocada por el crecimiento de la población, el desarrollo de los transportes y la expansión de la industria, dieron lugar a que se crearan nuevos ensanches de carácter irregular y tendentes a aglomerar en el interior de la urbe a poblaciones periféricas. Este es el caso de zonas residenciales como Fuencarral (en el norte), Hortaleza (en el este), Vallecas (al sureste), y Carabanchel (en el sur).

  Por su parte, la industria tradicional tendió a ocupar el área sur, junto al Manzanares, mientras que los nuevos parques industriales hacían lo propio en los sectores norteños. En cuanto a los equipamientos de ocio o servicios, como centros comerciales, colegios, universidades y hospitales, desde los años 80 su edificación se ha localizado en la periferia urbana como consecuencia del encarecimiento del suelo.

Exhortos guerreros.

Exhortos guerreros.

 

 Copio una pequeña recopilación de exhortos de guerra, la mayoría de ellos reunidos en el foro Sto Tomás moro ( http://aspa.mforos.com ):

  • Alfonso VIII, al inicio de la batalla de las Navas de Tolosa (16 de Julio de 1212) para invocar al patrón de España en un momento en el que los cuatro reyes de nuestra patria se unieron para derrotar a los invasores almohades:

 “¡Santiago, y cierra, España!”

  • Grito de los intrépidos almogávares:

       “Aur!, ¡aur!, ¡desperta ferro!”

       "Sant Jordi, Sant Jordi, desperta ferro”.

  • Hernán Cortés, cuando se enfadaba:

       "¡Me vais a soñar, hijos de ····!”

  • Don Juan de Austria, en la batalla de Lepanto ( 7 de Octubre de 1571):

· Arenga anterior al combate:

“Este es el día en que la Cristiandad debe mostrar su poder, para aniquilar esta secta maldita y obtener una victoria sin precedentes... Es por voluntad de Dios que estáis aquí, para castigar el furor y la maldad de esos perros bárbaros, todos cuiden de cumplir con su deber. Poned vuestra esperanza únicamente en el Dios de los ejércitos, que reina y gobierna el universo”. A otros decía: “Recordad que vais a combatir por la Fé; ningún débil ganará el Cielo”.

· Grito de asalto:

victoria, victoria, viva Cristo”.

· Después de la victoria:

Non virtus, non arma, non duces, sed Maria Rosarii Victores nos fecit”;

(“Ni las tropas, ni las armas, ni los comandantes, sino la Virgen María del Rosario es la que nos dio la victoria”).

  • Del capitán Gonzalo de Lastra, al avanzar sobre las líneas rojas de Somosierra durante el alba del día de Santiago de 1936.

       "¡A por ellos cabrones. Y al que le den que se joda!"

  • Ángel Ribera, el ángel del Alcázar:

 "¡Tirad, pero tirad sin odio!"

  • Blas Piñar, el 20 de Noviembre de 1979 en la Plaza de Oriente:

       "Adelante españoles! Sin miedo a nada ni a nadie! Por la Fe y por la Patria! Las banderas en alto! Viva Cristo Rey! Arriba España! Adelante España".

  • Los comandos argentinos en la guerra de las Malvinas (1982), mientras rezan el rosario:

 “Suspender el Rosario. Blanco a la vista. ¡Viva la Patria!

¡Dios y Patria!
¡O muerte!”.

  • Henri du Vergier, Conde de La Rochejaquelein,duante la sublevación de La Vendée :

                               “¡Amigos míos, Si avanzo, síganme, si me repliego, mátenme y si me matan, vénguenme!”.

  • Don Quijote, II 34:

       “Aquí esperaré, intrépido y fuerte, si me viniese a embestir todo el infierno”.

  • Palabras de Judas Macabeo antes de una batalla contra los apóstatas (Mac, 3 58-60):

· “Preparaos, sed valientes, más vale morir en la guerra que ver los males de nuestro Pueblo y nuestro santuario.”

· "La victoria no depende del número de nuestros soldados, pues la fuerza viene del cielo. Ellos vienen a atacarnos llenos de insolencia e impiedad, para aniquilarnos y saquearnos... mientras que nosotros peleamos por nuestra vida y nuestra religión. El Señor los aplastará ante nosotros. No los temáis"

  • Cornelio Zelea Codreanu, fundador de la Legión de San Miguel Arcángel:

       "Marchar sin Fe no podemos, porque es la Fe la que nos ha dado todo nuestro empuje en la lucha... Antes que nuestros cuerpos se consuman y se agoten                 nuestra sangre, es preferible morir en los montes peleando por nuestra Fe".

  • Oración pronunciada por los vikingos:

                “He aquí que allí veo a mi padre.

                 Allí veo a mi madre ,

                 a mis hermanas y hermanos.

                 Allí veo el linaje de mi pueblo,

                 hasta sus orígenes.

                  He aquí que me llaman.

                  Me piden que ocupe mi lugar

                  entre ellos en los atrios de Valhalla,

                   Donde los valientes viven para siempre”.

  • Palabras de Wiliam Walace en la película “Braveheart:

       "Luchad y puede que muráis...huid y viviréis, un tiempo al menos...Y al morir en vuestro lecho, dentro de muchos años, no estaréis dispuestos a cambiar, todos         los días desde hoy hasta entnoces, por una oportunidad, SÓLO UNA OPORTUNIDAD, de venir aquí a matar a nuestros enemigos?? Puede que nos quiten la vida,          pero jamás nos quitarán la libertad!!!!"

  • Palabras pronunciadas por las madres espartanas al despedir a sus hijos y mientras les mostraban sus escudo:

       “Vuelve con él o sobre él”

  • Verso de Horacio:

 “Dulce et decorum est pro patria mori“ (Dulce y honorable es morir por la patria)

  • Grito del Duque de Alba :

       “¡Deo patrum nostrum!” (¡Por el Dios de nuestros padres!).

  • Palabras de un Ángel a Constantino antes de la batalla del Puente Milvio ( 28 de Octubre de 312), mostrándole una cruz:

 “In hoc signo vinces” (Con este signo vencerás).

  • Poesía de Eduardo Marquina:

 “¡Por España, y el que quiera

  defenderla, honrado muera;

   y el que, traidor, la abandone,

   no tenga quien le perdone,

   ni en tierra santa cobijo,

   ni una cruz en sus despojos,

   ni las manos de un buen hijo

   para cerrarle los ojos!”.

 

La Hispanidad

La Hispanidad

Copio otro artículo de historia, esta vez extraido de la página www.hispanitas.org y dedicado a la Hispanidad:

 

La Hispanidad

 

  La Hispanidad es la comunidad espiritual formada por todas las naciones que, gracias a la misión evangelizadora y civilizadora de España y Portugal, comparten la Fe católica, la lengua, la cultura y la Historia. Son 26 las naciones que en ella se incluyen, pudiendo clasificarse en cuatro grandes áreas:

  • la hispanopeninsular (España, Portugal y Andorra),

 

  • la hispanoamericana (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Méjico, Nicaragua, Paraguay, Panamá, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela),

 

  • la hispanoafricana (Guinea Ecuatorial y el Sáhara Occidental) y,

 

  • por último, Filipinas, que sería la hispanoasiática.

 

  • Además, existen pueblos que, sin revestir carácter nacional, poseen una identidad propia y pertenecen también a la Hispanidad: los sefardíes en Israel, la provincia de Tánger en Marruecos y la gran población hispana en EEUU. La Hispanidad está asimismo presente en territorios ocupados ilegítimamente por los anglosajones: Gibraltar (España), Malvinas (Argentina) y Guantánamo (Cuba).

 

  Historia y actualidad de la Hispanidad

 El 3 de agosto de 1492 salían de España al mando de Cristóbal Colón las carabelas Santa María, la Niña y la Pinta. El 12 de octubre del mismo año arriban a la isla de Guanchanmí, bautizada por los descubridores como San Salvador. Lo primero que hicieron aquello bravos marineros en el Nuevo Mundo fue cantar solemnemente el Te Deum, en acción de gracias a Dios. A continuación, se dirigieron a Cuba y descubrieron la isla de Haití, que recibió el nombre de La Española. Allí se estableció la jerarquía eclesiástica en 1511, cuyo primer obispo fue el franciscano García de Padilla.

 

  La Virgen del Pilar, Patrona de la Hispanidad

 Al coincidir la fecha de su festividad con el primer avistamiento del continente americano, en la madrugada del 12 de octubre de 1492, por Rodrigo de Triana, marinero de La Pinta (carabela que, junto con La Niña y la nao Santa María formaban la flota al mando de Cristóbal Colón), Nuestra Señora del Pilar fue proclamada Patrona de la Hispanidad. Debemos considerar hablar de María del Pilar como Madre de la Hispanidad, Madre de todos aquellos pueblos que tienen en común con España, y se sienten sus hijos, no tanto su filiación política, como su filiación espiritual, fruto de la expansión misional de España en América y en tantos lugares de la tierra. La Virgen del Pilar es la Reina de la Hispanidad, como la llamó S. S. Pío XII en 1958.

  La Hispanidad y los Sumos Pontífices

  «Los españoles han penetrado el Océano y han llevado el saludable estandarte de la cruz a tierras desconocidas (Julio II, 28-VII-1508)».

   «La llegada de los españoles al Nuevo Mundo es por sí mismo el evento más grande y hermoso de todos los que tiempo alguno haya visto jamás; y aquél que lo realizó es comparable con pocos hombres por la magnitud de su valor e ingenio. Por obra suya emergió de la inexplorada profundidad del océano un nuevo mundo: cientos de miles de mortales fueron restituidos del olvido y las tinieblas a la comunidad del género humano, fueron trasladados de un culto salvaje a la mansedumbre y a la humanidad, y lo que es muchísimo más, fueron llamados nuevamente de la muerte a la vida eterna por la participación en los bienes que nos trajo Jesucristo (León XIII, encíclica Quarto abeunte saeculo, 16-VII-1892)».

   «La Hispanidad es la epopeya gigante con que España rompió los viejos límites del mundo conocido, descubrió un continente nuevo y lo evangelizó para Cristo (Pío XII) ».

  «He venido a postrarme ante la Virgen del Pilar, patrona de la Hispanidad, para dar gracias a Dios por esta gesta y por la contribución esencial de hombres y mujeres de España en una sin par obra de evangelización (Juan Pablo II, discurso de la ceremonia de bienvenida a Zaragoza, 10-X-1984)».

  «Al regreso de mi viaje apostólico al Brasil, donde he inaugurado en el Santuario de Aparecida la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, me es grato enviar mi deferente saludo a su majestad y a la reina, así como a los ciudadanos españoles al sobrevolar el territorio de esa amada nación, especialmente las hermosas Islas Canarias, que fueron lugar de paso para los misioneros de diversas órdenes religiosas en su viaje al querido continente llamado América para llevar también allí la luz del Evangelio. En esta circunstancia deseo renovar todo mi afecto a la noble nación española, augurando que mantenga siempre vivos los valores humanos y cristianos que la han distinguido, a la vez que le imparto de corazón la bendición apostólica (Benedicto XVI, telegrama del 14-V-2007)».

  Bandera de la Hispanidad

 Creada por el capitán uruguayo Ángel Camblor, la bandera de la Hispanidad, que constituye un símbolo del pasado y futuro común de los pueblos hispánicos, fue izada por vez primera el 12 de octubre de 1932 en la Plaza de la Independencia de Montevideo por la poetisa Juana de Ibarbourou (conocida asimismo como “Juana de América”), quien patrocinaba un concurso de banderas representativas de la Hispanidad, y que ganó Camblor con su diseño.

  Es blanca de fondo, color distintivo de la paz. Porta en el centro tres cruces alineadas que representan la nao y las dos carabelas del Descubrimiento, así como la Cristiandad; cóncavas o mayas las denomina el autor en recuerdo de aquellas que en las primeras expediciones a Méjico vieron los hombres del conquistador Francisco Hernández de Córdoba, y que encontraron asombrosamente parecidas a las que los españoles acostumbraban a llevar en las velas de sus embarcaciones. Su color violeta representa el estandarte del Reino de Castilla. Tras la cruz central se levanta un sol naciente, por ser éste el astro más venerado en las civilizaciones precolombinas -muy especialmente por los incas-, y también porque los monarcas españoles llevaron sobre la cimera de sus armas un sol con la orgullosa divisa a solis ortu usque ad occasum para manifestar que el sol no se ponía en los dominios del Imperio Hispánico.

  La bandera de la Hispanidad fue solemnemente izada el 12 de octubre -Día de la Hispanidad- del año 1933 en Madrid, Buenos Aires, Lima y Santiago de Chile entre otras ciudades. La VII Conferencia Interamericana, reunida en Montevideo en diciembre del mismo año, la adoptó junto con el lema “Justicia, Paz, Unión y Fraternidad”, y recomendó su uso como enseña común de Hispanoamérica. En ese concepto fue adoptada, tras sucesivos decretos, por los Gobiernos de Honduras, Nicaragua, Paraguay, Chile Bolivia, Ecuador, Guatemala, República Dominicana, Perú, Colombia, Costa Rica, Panamá. Méjico y El Salvador.

  El español, la lengua de la Hispanidad

 El español o castellano es la segunda lengua natal más hablada del mundo, después del chino, y el idioma oficial de más de veinte países, siendo México el país con un mayor número de hispanohablantes. Se habla en los cinco continentes: a España, la mayor parte de América, Filipinas y los territorios hispanos de África se une la Isla de Pascua en Oceanía, perteneciente a la República de Chile.

  Con la conquista de América, el español se expandió a través de todo el continente, desde California hasta Tierra del Fuego. El castellano original derivó paulatinamente en numerosas variantes que, si bien respetan el tronco principal, tienen diferencias de pronunciación y de vocabulario.

  Filipinas merece una especial atención en esta cuestión. Desde 1899, año en que pasó a ser una colonia de Estados Unidos, sus autoridades siguieron una política de deshispanización del país, imponiendo el inglés. A pesar de que en Filipinas subsistía, a principios del siglo XX, un importante número de hispanohablantes (unas 900 000 personas), y a pesar de que su primera Constitución declaraba el español como lengua oficial, las autoridades norteamericanas fueron arrinconando el idioma progresivamente.

  Acerca de la Hispanidad

 El eclesiástico y cronista Francisco Lopez de Gómara (1511-1566) afirmó que «la mayor cosa después de la creación del mundo, sacando la Encarnación, muerte y Resurrección de quien lo creó, es el descubrimiento y colonización de las Indias».

  Theodore Roosevelt, Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica de 1901 a 1909, manifestó en Baltimore, en 1912 que «la fe católica inspiró aquella espléndida floración del tiempo de los Reyes Católicos, de energías intelectuales y morales más exuberantes que las de los bosques vírgenes de esta América; de aquellos frutos sazonados del siglo de oro español; ella creó el carácter hispano, robusto y viril, noble y generoso, grave y valiente hasta la temeridad; los sentimientos caballerescos de aquella raza potente de héroes, sabios, santos y guerreros, que nos parecen hoy legendarios; de aquellos corazones indomables, de aquellas voluntades de hierro, de aquellos aventureros nobles y plebeyos, que con pobres barcos de madera, corrían a doblar la tierra y a ensanchar el espacio, limitando esféricamente el Globo y completando el planeta y abriendo, a través del Atlántico, nuevos cielos y nuevas tierras. Ella movió a esa raza española, que ha hecho lo que ningún otro pueblo: descubrir un mundo y ofrecérselo a Dios, que se lo concedió. Fue un fraile español el que inspiró las Leyes de Indias, tan paternales, para que los españoles, con la transfusión de su sangre, de su vida y de su Fe, implantaran en nuestro suelo una civilización muy distinta de la de otros pueblos conquistadores, más humanitaria que la que mata y esclaviza razas, como han hecho los franceses y los ingleses, y nosotros mismos con los indios en Norteamérica».

 

 

Isabel la Católica.

Isabel la Católica.


  Copio este genial artículo publicado en la página www.reinacatolica.org, dedicado a nuestra grandísima reina, ejemplar tanto en su faceta política como humana:

  Es mucho lo que se ha escrito y dicho sobre Isabel la Católica y es también mucho lo que se ignora, por ejemplo que en 1958 se inició en Valladolid, España, su Causa de Beatificación.

  Entendemos la perplejidad que puede causar en algunos esta noticia, ya que una densa leyenda negra, que no resiste una crítica seria, ha desacreditado durante mucho tiempo la más mínima referencia a esta figura de primera magnitud.

  La idea de su Beatificación surge espontánea en quienes, además de conocer los tópicos de siempre, bebieron en las fuentes documentales de la época.

  Su vida de Fe, su compromiso con Dios y con el prójimo, su austeridad de vida, su afán evangelizador, su lucha por los derechos humanos avalan suficientemente este planteamiento.

  "Positio Histórica" de la Reina.
  El 22 de abril de 1990 se edita en Valladolid la "Positio Histórica" de la Reina, como resultado de un vasto estudio de más de 100.000 documentos de los mejores archivos de España y América. Esta magna obra es aprobada y elogiada unánimemente por los Consultores de la Sección Histórica de la Congregación de las Causas de los Santos.

  En breves pinceladas, analizando los datos más sobresalientes, queremos a continuación reseñar en qué nos apoyamos a la hora de atrevernos con un reto tan complejo: La disección entre política histórica y actitud personal.

  Mujer creyente:

  Es difícil enjuiciar y valorar a Isabel la Católica fuera del ámbito de la Fe Católica, pues era ésta la que informaba sus actitudes más profundas.

  Educada en un ambiente hondamente cristiano, con una tendencia natural fuerte hacia lo espiritual, reflexiva por naturaleza, con propensión al escrúpulo en cuanto al cumplimiento del deber, piadosa, que no rezadora.

  Dedicaba diariamente largas horas a la oración y devociones personales, acudiendo con frecuencia a los monasterios donde se quedaba para hacer varios días de retiro.

  Las cartas de dirección espiritual con Fray Hernando de Talavera, bastarían para conocer el alma de esta mujer que vivía y reinaba desde Dios y para Dios. Son innumerables sus continuas referencias a la gloria de Dios, el bien de la Iglesia, la salvación de las almas.

  Manifiesta su profundo amor a la Iglesia y al Papa en mil momentos y circunstancias, algunas de ellas muy difíciles, como cuando se atreve a reprender al Papa Alejandro VI , por medio de su Nuncio Des Prats, por su conducta poco edificante.

  Inicia con intensidad la reforma eclesiástica, consciente de la necesidad de una auténtica coherencia de vida en los sacerdotes y religiosos.

  Su Testamento es el mejor testimonio de su profunda vida de creyente, basten para resumirla estas palabras suyas:

  "En la qual fe e por la qual estoy aparejada para por ella morir, e lo recibiría por muy singular e excelente don de la mano del Señor, e así lo protesto desde agora e para aquel artículo postrero de vivir e de morir en esta sancta fe cathólica..."

  La dulce Isabel:

  A fuerza de presentarnos a la adusta Isabel algunos autores, nos puede sonar a ironía el epígrafe anterior.

  Pero... ¿Cómo pueden darse en una misma persona los siguientes datos, que nos muestran otra Isabel a la que quizá no estamos tan acostumbrados? Ustedes dirán.

  A. de Cabrera, cronista a la sazón de Enrique IV, le escribe a éste cuando Isabel sólo tenía 17 años y acababa de rehusar la posesión del trono mientras viviera su hermanastro. Cabrera nos hace un bonito elogio de Isabel adolescente: "la virtud y modestia de la Infanta nos obligan a esperar que os será muy obediente y que no tendrá más voluntad que la vuestra, ni alentará la ambición de los Grandes, pues (...) no hubiese rehusado el título de Reina que la ofrecían (...) contentándose con el de Princesa, que, a su entender, le pertenece".

  " El modo de conversar de la Reina Isabel era muy ameno y su platicar estaba salpicado de dichos graciosos, muchos de los cuales quedaron como proverbios".

  Un gesto entre mil que denota su calidad humana: La esposa del Corregidor de Toledo Gómez Manrique había caído gravemente enferma en Medina. Llamaron al Corregidor a Medina, pero él pidió una prórroga para quedarse en Toledo, por las circunstancias del momento; se le concedió, pero al firmar la carta la Reina añade una posdata de su puño y letra, salida del corazón: "Gómez Manrique, en todo caso venid luego, que doña Juana ha estado muy mal, y estaba mejor, y ha tornado a recaer de que le dixeron que no veníades." De mi mano. Yo la Reina.

  Cada viernes se sentaba en la plaza pública de la Villa en la que se encontrara la corte, para hacer justicia gratuita a los humildes, o económicamente débiles. Acabada la audiencia, ido ya el Rey, terminado su oficio de Reina, comenzaba el de madre: "yo os encargo las conciencias, decía a los ministros encargados de llevar a ejecución lo sentenciado, que miréis por estos pobres como si se tratara
de mis hijos".

  Temas como el perdón a los vencidos tras la guerra con Portugal, el trato a los indígenas de Canarias y América, las innumerables dotes concedidas a doncellas y otras caridades, necesitarían un tratado aparte.

  La seriedad de Isabel:

  "Al estudiar detenidamente la personalidad de Isabel, salta la sorpresa al descubrir que estamos en presencia de una mujer "moderna", dinámica, rompedora de moldes, andariega incansable por todos los caminos de España para conocer y convivir con su pueblo, que arengaba a sus soldados y curaba las dolencia de los heridos en campaña y les animaba con su palabra como en Baza y en Loja o les procuraba cobijo en los hospitales de campaña que ella fundó e inventó"

  Vidal González Sánchez.


  En Segovia, se organiza un tumulto popular, Isabel cabalga hasta allí para poner orden, le aconsejan no acercarse, pues el ambiente es muy tenso y lleno de peligro, Isabel responde:
  " Decid vosotros a esos caballeros e çibdadanos de Segovia que yo soy la reyna de castilla y esta çibdad es mía e me la dexó el rey mi padre; e para entrar en lo mío, no son menester leyes ni condiciones algunas...". Pero a continuación, al dirigirse al pueblo, que le recibe en silencio le dice: "Decid agora vosotros, mis vasallos e servidores, lo que queréis, porque lo que a vosotros viene bien, aquello es mi servicio e me place que se faga, pues es bien común de toda la cibdad..."

 

 P.D: Si quereis profundizar más, aconsejo la lectura del libro "Isabel, mujer y reina" de Luis Suárez.