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Tradición y Revolución

El PSOE va a por los "guarros".

El PSOE va a por los "guarros".

 

 

 

  La principal seña de identidad que poseen los comunistas, anarquistas, hippies, rastafaris y demás personas de extrema izquierda es, además de su rechazo por el trabajo, su gigantesca fobia a la limpieza. Acostumbrados estamos a ver a los autodenominados “progresistas” vestidos con ropas medio rotas, desgarradas y sucias, o luciendo enormes rastras embarrizadas, lacias y mugrosas.

  Siempre me he preguntado cual será el origen de este afán por la inmundicia, la asquerosidad y lo soez; pues, a parte de al asesino Che Guevara, no recuerdo haber observado en ninguna fotografía a Marx, a Bakunim, a Trotsky, a Chávez o a cualquier otro líder izquierdista presentando un aspecto tan penoso. Desconozco si la razón del amor por la repugnancia proviene de la necesidad que tienen los niños pijos que componen las hordas marxistas de parecer pobres; o si será porque, casualmente, todos los edificios “okupados” carecen de bañera.

   La explicación más lógica que se me había ocurrido para explicar por qué aquellos personajes, que tan merecidamente son conocidos como “guarros” por quienes a ellos nos enfrentamos, rechazan la higiene y la pureza; es por su afán de subvertir el Orden Natural y político. Si, según la teoría de la lucha de clases, el objetivo de la destrucción de la sociedad es retornar al “comunismo” que supuestamente existió en los inicios de la Historia; resulta totalmente lógico que  los rojos quieran empezar a parecerse a los cavernícolas.

  Sin embargo, no es ésta la razón por la que los rojos veneran la  suciedad. Según ha desvelado la columnista de “El País” Maruja Torres, la razón es bien distinta: se trata de un arma más que los valientes cruzados contra el cambio climático esgrimen en defensa de la naturaleza.  Por ello, esta mujer abortista afirmó el pasado lunes, cuando visitó la Expo de Zaragoza, que “Cuando hago un pis cargado por la mañana no tiro de la cadena, espero varias horas con la ventana abierta. Yo no me ducho cada día, no soy tan guarra como para necesitar ducharme cada día. Yo me hago abluciones”.

   Y es que parece ser que el izquierdismo mundial se está transformando en una filial de Greenpeace, que de repente han descubierto que todos los males del mundo provienen de la destrucción de la naturaleza. Por ello nuestro “presidente” Zapatero enarboló el estandarte de la lucha contra el cambio climático en las pasadas elecciones. Sin embargo, el hecho de que durante la pasada legislatura las emisiones de CO2 sufrieran un aumento tan impresionante que hasta el Parlamento Europeo le reprochara su incumplimiento de los compromisos derivados del Protocolo de Kioto, demuestra que  esto es, al igual que todo,  una simple oferta electoral para captar votos. Es decir, si ya ganaron hace mucho tiempo el apoyo de los obreros y de quienes se consideran socialistas, y más tarde el de los lobbies   abortistas y sodomitas; ahora les toca el turno  a los ecologistas.

  Desde este punto de vista son comprensibles las declaraciones de Maruja Torres: con su despreocupación por la higiene pretende captar a la extrema izquierda.

 

 

 

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