LXXII aniversario del Glorioso Alzamiento nacional.
En el día de hoy, 18 de Julio, conmemoramos el LXXII aniversario del inicio del Glorioso Movimiento nacional, esto es, el Alzamiento militar y civil protagonizado por todos aquellos españoles de bien que en 1936 se resignaron a permitir que el desgobierno de la nación permitiera la caída de España en las manos del Comunismo.
1. Precedentes de la Sublevación.
En contra de lo que nuestro hipócrita Sistema nos cuenta, la II República no fue una época dorada en la que reinaran la paz y la justicia, sino uno de los periodos más conflictivos y penosos que ha padecido España en toda su reciente historia.
Se trató de un régimen que, ya desde su misma instauración, carecía de legitimidad, pues fue resultado de la cobardía del Rey Alfonso XIII; quien, después de la celebración de unas elecciones municipales ganadas por las candidaturas monárquicas, abandonó la nación a su suerte después de que los republicanos, eufóricos por un triunfo obtenido exclusivamente en las grandes ciudades como Madrid, “tomaran la calle” y proclamaran la II República el 14 de Abril de 1931.
Después de la abdicación de este nefasto rey, se formó un gobierno provisional presidido por Niceto Alcalá Zamora (un oportunista que había realizado su carrera política como monárquico), que redactó una Constitución de carácter izquierdista y laicista, inspirada en la masonería y escrita sin la participación de los grupos de derecha. Se trataba de una Constitución clara y abiertamente anticatólica, lo cual provocó que el citado presidente, que era católico, dimitiera y permitiera la llegada al poder de otro de los hombres más nocivos que ha tenido que sufrir España en el pasado siglo: Manuel Azaña.
Tal y como se ha escrito anteriormente, la instauración de la República dio lugar a una gran violencia caracterizada por la quema de Iglesias y conventos, ante la pasividad de las autoridades gubernamentales. En contra de lo que los inspiradores de la “Ley de Revanchismo histórico” quieren que creamos, lo cierto es que estas acciones no comenzaron en 1936, sino ya en 1931, concretamente en el día 10 de Mayo.
En dicho día, se produjo el acto fundacional del “Club monárquico independiente”, cuyo objetivo era la coordinación de las fuerzas políticas comprometidas con la reinstauración monárquica. Durante el transcurso de esta jornada, el Marques Luca de Tena (director del periódico ABC) y otros participantes emplearon un gramófono para emitir la “Marcha real”, acción que fue respondida por los “demócratas” republicanos con el inicio de una serie de alteraciones del orden público que se saldaron con la quema de iglesias y conventos, y ante las cuales el Presidente Azaña reaccionó afirmando que “Todas las iglesias de Madrid no valen la uña de un republicano” en el momento en que Maura le aconsejó poner orden.
Pero la quema de edificios religiosos no fue la única acción anticristiana desarrollada por los republicanos. También se produjeron numerosos ataques contra una España que Azaña consideraba que “había dejado de ser católica” como fueron la disolución de Órdenes religiosas, la expulsión del Cardenal Primado Pedro Segura; la prohibición de la enseñanza religiosa y la secularización de los cementerios.
Además de la persecución religiosa, la República sería causante de muchas otras situaciones que harían peligrar la estabilidad nacional. Un ejemplo de esto se encuentra en la cesión de autonomía a regiones gobernadas por separatistas, como en el caso de Cataluña. En este lugar, Francisco Macià había proclamado la “República Catalaña” en 1931, aunque finalmente aceptó una autonomía canalizada a través de la creación de la “Generalidad”.
Otros temas conflictivos fueron la reforma militar de Azaña, que disolvió la “Academia Militar de Zaragoza”, una de las más modernas de Europa, y los enfrentamientos provocados por la izquierda radical. Esto último se manifestó de dos maneras: mediante insurrecciones armadas (como las anarquistas de Castilblanco y Casas Viejas) y a través de la lucha callejera, auspiciada por la CNT-FAI (Confederación Nacional de Trabajo-Federación Anarquista Ibérica), los milicianos socialistas y comunistas, y la FUE (Federación Univesitaria Española).
La primera reacción antirrepublicana producida contra esta caótica situación, ocurrió cuando el 10 de Agosto de 1932 el Marqués del Rif, José Sanjurjo, diera un golpe de estado rápidamente sofocado.
Sin embargo, animados por la llamada del Vaticano a reconocer el sistema republicano, los católicos españoles decidieron crear un partido asentado en el propio sistema que tanto les combatía: El 4 de Marzo se fundaría la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), una coalición presidida por Gil Robles y cuyo núcleo fue Acción Popular, un partido católico fundado en 1931 por Ángel Herrera Oria, director del periódico “El Debate”.
Por su parte, los carlistas se reagruparon en torno a la Comunión Carlista, formada a partir del Partido Católico Nacional, fundado por Ramón Nocedal en 1888, y del Partido Católico Tradicionalista, constituido en 1918 por Juan Vázquez de Mella.
Finalmente, el 29 de Octubre de 1933 se produciría el acto fundacional de la Falange Española, un movimiento político creado por José Antonio Primo de Rivera, Julio Ruiz de Alda y Alfonso García Valdecasas durante la campaña electoral de la Unión Monárquica.
Posteriormente, en 1933 las elecciones fueron ganadas por la CEDA. No obstante, el presidente de la República, que era el encargado de elegir al jefe del Gobierno, encargó la formación del mismo a Alejandro Lerroux, jefe del centrista Partido Radical.
Ante esta injusta situación, Gil Robles exigió entrar en el gobierno, provocando un nuevo levantamiento promovido por ERC (Esquerra republicana de Catalunya, dirigida por Companys) y por el PSOE (Partido Socialista Obrero Español), que en esta época se encontraba escindido entre un ala radical, dirigida por Largo Caballero, dirigente de UGT; y otra más moderada, presidida por Prieto.
El levantamiento fue rápidamente sofocado en Barcelona por Batet, donde el presidente de la Generalidad había proclamado la independencia de esta región, y solo llegó a triunfar en Asturias, provocando 2000 muertos a lo largo de los pocos días que duró ( del 4 al 18 de Octubre). Fue dirigido por personajes como Belarmino Tomas y constituyó un preludio de la futura Guerra Civil, ya que los mineros asturianos se organizaron en milicias similares a las que existirían más tarde . Sin embargo, fue sofocado por los militares López Ochoa y Francisco Franco Bahamonde, gracias al empleo de la efectiva Legión Española, creada poco antes por Millán Astray.
Como consecuencia de este Golpe de Estado, se produjo un acercamiento entre los partidos de izquierda que, al no haber logrado mediante la insurrección derrocar a las derechas, decidieron forman una coalición similar a la que les permitió gobernar en 1931, a la cual denominarán Frente Popular. Esta coalición será promovida por republicanos como Azaña, que al no haber logrado en las anteriores elecciones más que cinco diputados, vio necesaria la colaboración con el socialismo, a pesar de ser éste marxista y, por tanto, revolucionario y violento.
El citado dirigente republicano, había constituido el partido Izquierda Republicana, a partir de Acción republicana, fundado por él mismo en 1930, el Partido Radical Socialista, dirigido por Marcelino Domingo, y la Organización Republicana Gallega Autónoma, dirigida por Casaeres Quioga.
Además de este Partido político y del PSOE, en el Frente Popular se integraron partidos como Unión Republicana, constituida por el antiguo radical y dirigente de la masonería española, Martinez Barrio; el Partido Sindicalista del anarquista Ángel Pestaña, el Partido Comunista Español, dirigido por José Díaz, y la organización comunista independiente de Stalin denominada Partido Obrero de Unificación Marxista, dirigido por Andrés Nin y Joaquín Maurín.
A pesar de los grandes enfrentamientos callejeros e intentos de boicot, el 16 de Febrero de 1936 se producen nuevas elecciones que dan el triunfo al Frente Popular; ya que, aunque solo consigue 100000 de votos más que la CEDA, la ley electoral premia desmesuradamente a las coaliciones y da lugar a que el FP consiga más del doble de los diputados del Congreso.
Este gran desbarajuste existente entre el reparto de los escaños y la realidad manifestada en los votos, y que permite al nuevo gobierno legislar sin contar con las derechas, dio lugar a la llamada “Primavera trágica”, caracterizada por nuevos enfrentamientos civiles, expropiaciones de fincas, práctica del “consumismo libertario”, quemas de iglesias, cierres de periódicos…
Cuando Gil Robles insta al gobierno a poner orden en las calles, es contestado en el Parlamento con una amenaza de muerte, que no llega a cristalizar en él pero si en Calvo Sotelo, jefe del “Bloque Nacional” (partido de extrema derecha), que es asesinado el 13 de Julio.
Esta acción, constituyó la “gota que colmó el vaso” de la paciencia de los españoles de buena fe, y llevó a los militares reticentes con la insurrección armada a adherirse a la Conspiración.
2. La Conspiración.
Los continuos desórdenes existentes en toda la nación son interpretados por los sectores antirrepublicanos como una manifestación de una cercana revolución marxista similar a la ocurrida anteriormente en Rusia. Por ello, un grupo de militares comienza a conspirar para derrocar al Gobierno.
Estos militares comienzan a reunirse en Marzo, pero no es hasta el mes de Abril cuando Emilio Mola, General de brigada, se convierte en el “Director” de los conspiradores.
El objetivo de Mola era la creación de un Directorio similar al que había existido durante la dictadura de Primo de Rivera, con la misión de poner orden en la nación manteniendo el régimen republicano. Se desarrollaría a partir de varias fases: Primero se debían ocupar muy rápidamente todas las ciudades posibles, neutralizando totalmente al enemigo para después avanzar desde toda España hacia Madrid, donde se consideraba imposible el triunfo del Movimiento. El encargado de dirigirlo, sería Sanjurjo, a quién un avión trasladaría a España desde Portugal, donde estaba exiliado.
Además, este Movimiento que se estaba preparando no era exclusivamente militar, sino que necesitaba también de un apoyo civil que se buscó principalmente en dos fuerzas políticas:
- La Comunión Carlista: Este movimiento, dirigido por Manuel Fal Conde y el pretendiente Alfonso Carlos de Borbón, ya se había puesto en contacto con Sanjurjo (de ideología cercana al carlismo) y con Mussolini anteriormente con el objetivo de realizar una sublevación en colaboración con el partido alfonsino Renovación Española, dirigido por Antonio Goicoechea. Además disponía de una importante milicia: el Requeté. Sin embargo, sus exigencias antirrepublicanas provocaron una ruptura en las negociaciones con Mola, y no se comprometieron plenamente con él hasta el asesinato de Calvo Sotelo.
- Falange española de las JONS: Este otro movimiento, disponía también de importantes milicias entrenadas por militares como Arredondo y Ansaldo, lo cual transformaba a esta organización política en otro apoyo importante para la Sublevación.
El fundador, que ya se había reunido con Franco sin obtener resultados claros, se encontraba encarcelado; y dio instrucciones de que FE se sumara al Movimiento siempre y cuando no fuera absorbida ni manipulada por otro grupo.
Otro falangista, Garcerán, también se entrevistó con Mola el día 1 de Junio.
La fecha fijada para el Alzamiento se adelantó al 17 de Julio debido al asesinato del jefe del Bloque Nacional. La muerte de este político condicionó la adhesión de militares hasta entonces indecisos, como el propio Franco.
También se ultimaron detalles y adhesiones durante el transcurso de unas maniobras militares en el Llano Amarillo de Ketama, en Ceuta.
3. La sublevación.
El día 17, a las 5 de la tarde se subleva Marruecos sin encontrar una resistencia importante: En Ceuta, Yagüe, en Melilla Solans, y en Tetuán, Sáenz de Buruaga.; quienes contaron con el apoyo del Jalifa Muley Hassan.
El gobierno frentepopulista, que ya conocía la conspiración, reacciona con lentitud, ya que pretendía detener a los militares una vez producido el Alzamiento.
Al día siguiente, 18 de Julio, se subleva el resto de España. Desde Canarias, Franco se desplaza a Tetuán el 19 con la ayuda del “Dragon Rapide”, una avión financiado por el empresario mallorquín Juan March y gestionado por Bolín (corresponsal de ABC en Londres); con el objetivo de ponerse al frente de la sublevación en esta zona.
En Cataluña la sublevación es iniciada por Burriel, asumiendo el mando Poded después de desplazarse desde Baleares. Sin embargo es derrotado por el general Escobar. El fracaso de Barcelona condiciona los de Valencia y Menorca.
El Movimiento fracasa también en Madrid, dirigido por Fanjul, que se atrinchera en el Cuartel de la Montaña esperando la llegada de refuerzos.
En Navarra, Mola domina la situación rápidamente, siendo decisivo el apoyo de los carlistas; en Vascongadas solo se toma Álava; en Oviedo, Aranda engaña a los mineros y también triunfa; en Burgos vence Dávila; en Cádiz Varela; y en Valladolid Saliquet.
Además, se logra el triunfo en zonas que no estaban previstas: Sevilla, con Gonzalo Queipo de Llano, y el este de Aragón, con Cabanellas.
También se logran pequeños reductos: el Alcázar de Toledo, con Moscardó al frente; el Santuario de Sta. María de la Cabeza (Jaén), y el cuartel de Simancas.
Como consecuencia de los acontecimientos anteriormente citados, España queda dividida en dos partes: Las regiones agrarias y tradicionales, ligadas al bando sublevado; y las regiones más industrializadas, en poder del Gobierno. Esta última zona consta de la mayor parte de la población, casi toda la aviación y las reservas de oro.
En cuanto a los efectivos del ejército, la mayoría de los generales permanecen fieles al gobierno frentepopulista; ya que la conspiración no fue protagonizada por ellos, sino por oficiales. Por lo que respecta al número de tropas, es ligeramente mayor el de los sublevados, aunque las más importantes se encuentran en África; y la mayoría de efectivos de la Guardia Civil, de la de Asalto, y de los Carabineros no se une a los alzados, siendo su intervención decisiva para el fracaso del “Movimiento Nacional” en algunas ciudades.
A las dificultades que tienen los sublevados se une otra: la muerte de Sanjurjo en un accidente de aviación ocurrido el día 20, mientras se desplazaba a España para ponerse al frente de los insurrectos
Mientras esto ocurre, el gobierno de Casares Quiroga es sustituido por el de Martínez Barrio, que intenta sin éxito pactar con Mola, y después por Giral. Este presidente decide entregar armas a las milicias rojas el día 19, lo cual condiciona la proliferación de comités y tribunales revolucionarios dirigidos por los partidos izquierdistas.
Ante el fracaso del plan inicial, los alzados optan por la Guerra. Sería una cruenta y dificil lucha donde las generaciones más heroicas del momento dieron con honor su vida por salvar a España de las garras del marxismo, asentando con su valor y con su sacrificio las bases sobre las cuales el Caudillo Francisco Franco Bahamonde edificaría una España unida, grande y libre que reconcilió por más de 40 años a nuestra nación con su gloriosa historia.
Ahora que España ha vuelto a las manos de aquellos que provocaron aquella guerra, nos toca a nosotros imitar a los héroes que cayeron valientemente gritando:
¡ARRIBA ESPAÑA!
¡VIVA CRISTO REY!
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